Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Con orgullo les comparto que nuestra propuesta de crear una bonificación de antigüedad para los miembros del Nivel Ejecutivo de la Policía ya es una realidad. Después de varios meses de trabajo logramos sacar adelante una medida que mejorará las condiciones salariales del personal más experimentado de la institución y fortalecerá el pie de fuerza del País.
Un aspecto realmente determinante para afrontar los retos que en materia de seguridad estamos presenciando en la mayoría de ciudades. Por ejemplo, nada más en Bogotá durante el primer trimestre de este año se registraron 27.766 hurtos a personas, lo cual significa un incremento del 19.2% frente al mismo periodo del año pasado. La situación es alarmante y es indiscutible que para derrotar a la delincuencia necesitamos más uniformados.
Sin embargo, lo que ha venido sucediendo en la Policía a lo largo de estos últimos cinco años es preocupante, dado que el número de integrantes del Nivel Ejecutivo se ha reducido drásticamente: pasamos de tener 140.377 a 131.105 efectivos. Una realidad que deja en evidencia que los uniformados una vez cumplen con los requisitos para pensionarse prefieren dejar la institución en vez de permanecer en servicio activo.
Y las razones son más que obvias. Los miembros del Nivel Ejecutivo no tienen incentivos para continuar su carrera como policías. Mientras que los oficiales acceden a ser Coroneles y Generales, la mayoría de ellos ven demasiado lejana la posibilidad de ascender a los grados de Subcomisario y Comisario, por lo que eligen pedir la baja, recibir su asignación de retiro y pasar a trabajar en el sector privado.
Con esto, la que termina perdiendo es la ciudadanía, ya que los uniformados más entrenados y experimentados dejan de brindar protección en las calles y la Policía, por su parte, no solamente debe cubrir los gastos pensionales de los retirados, sino que tiene que iniciar desde cero el proceso de formación de las nuevas incorporaciones.
Debido a lo anterior, el año pasado radiqué el proyecto de ley 240/21 Senado a través del cual se crea la prima de antigüedad para los miembros del Nivel Ejecutivo, es decir, una bonificación mensual que recibirían aquellos uniformados que cumplieran con los requisitos para pensionarse y que decidieran permanecer en servicio activo, de tal forma que se disminuyera el alto índice de deserciones.
Esta propuesta, cabe resaltar, fue socializada con el Ministerio de Defensa y posteriormente incluida en la Ley 2179 de 2021, la cual facultó al Gobierno para establecer las condiciones bajo las cuales funcionaría dicha bonificación. Afortunadamente, después de cuatro meses de analizar la disponibilidad presupuestal de la medida se expidió el Decreto 669 de 2022, el cual estableció los porcentajes que recibirían los mandos del Nivel Ejecutivo por esta prestación en relación a su salario, los cuales, vale señalar, son casi idénticos a los que propuse en el proyecto 240/21:
Proyecto de ley 240/21 |
Decreto 669 de 2022 |
Subintendentes: 40% del sueldo básico |
Subintendentes: 40% del sueldo básico |
Intendentes: 30% del sueldo básico |
Intendentes: 35% del sueldo básico |
Intendentes jefes: 25% del sueldo básico |
Intendentes jefes: 30% del sueldo básico |
Subcomisarios: 20% del sueldo básico |
Subcomisarios: 25% del sueldo básico |
Comisarios: 10% del sueldo básico |
Comisarios: 10% del sueldo básico |
Con esto, a partir de enero de 2023 los miembros del Nivel Ejecutivo contarán con un incentivo real para permanecer en la institución. Ya no será necesario que pidan la baja y empiecen a buscar empleo por su cuenta para mejorar sus condiciones salariales, dado que podrán quedarse en la Policía con una mayor asignación y, de paso, continuarán acumulando años de servicio para ascender a rangos más altos.
En últimas, con esta propuesta todos ganan. Los uniformados tendrán mejor remuneración, la Policía reducirá el índice de deserciones y la ciudadanía contará con un pie de fuerza más robusto y preparado para luchar contra la criminalidad.
Muchas veces uno se pregunta si el servicio público vale la pena, dado que los sacrificios y riesgos que se asumen en estas posiciones no son menores. Sin embargo, cuando se logra transformar positivamente la vida de miles de personas con este tipo de acciones que se hacen realidad gracias a un ejercicio congresional hecho con dedicación y esfuerzo, la satisfacción del deber cumplido tranquiliza el alma y nos recuerda que vale la pena trabajar por tener un mejor País.