Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Los confinamientos que ha impuesto China a lo largo del último mes por rebrotes masivos de Covid son una preocupante alarma que no podemos dejar de tener en cuenta. En el momento en que pensamos que la pandemia ya estaba casi superada, esta situación nos dice lo contrario y nos debe poner alerta para una eventual réplica en nuestro País.
No digo esto por ser pesimista ni generar caos. El avance del proceso de vacunación en Colombia ha sido realmente positivo, a tal punto que más del 70% de las personas ya están inmunizadas, lo cual ha permitido levantar restricciones como el uso del tapabocas en la mayor parte de los escenarios.
Además, la reactivación desde hace varios meses de sectores económicos que implican aglomeraciones como el de espectáculos, bares o eventos no se ha traducido en un incremento de la ocupación de las camas UCI, a tal punto que hemos presenciado una oleada de conciertos que a buena hora retornaron para generar empleo e inyectar capital a las ciudades.
Sin embargo, a pesar de este buen comportamiento económico, que va ligado a la reducción de la tasa de desempleo a 12.1% en marzo, todavía no podemos cantar victoria. Sobre todo, teniendo en cuenta lo que ha sucedido en China durante los últimos dos meses.
En efecto, desde el 1 de marzo ese Gobierno ha impuesto confinamientos en 27 ciudades y en casos puntuales como el de Shanghái, uno de los dos centros financieros de ese País junto con Beijing, se han registrado más de medio millón de casos.
De hecho, la cuarentena en esa urbe tiene bloqueadas a 25 millones de personas para intentar controlar la velocidad de propagación del virus que ya ronda los 10.000 casos diarios. Una realidad que causó que el Yuan sufriera la devaluación más alta desde noviembre de 2020 y, de paso, generó un coletazo en las economías emergentes.
Por ejemplo, una de las principales razones que motivaron la disparada del precio del dólar en Colombia de las últimas semanas fue esta serie de cuarentenas. No es normal que después de dos años de iniciada la pandemia una de las megapotencias encierre de nuevo a su población con las implicaciones económicas que esto conlleva.
Algo está sucediendo y difícilmente sabremos qué es. El acceso a la información en el gigante asiático es bastante limitado y si el mundo todavía no tiene idea a ciencia cierta cómo fue que apareció el virus, muchos menos conocerá qué está ocurriendo ahora. El único indicador que tenemos son estas medidas tan drásticas que no se veían desde hace más de un año largo y que denotan una dinámica frente a la cual no podemos ser indiferentes.
Por eso, creo que todavía debemos ser precavidos y no dar por ganada una batalla que no ha terminado. Bill Gates anticipó que lo peor de la pandemia está por venir debido a la proliferación de variantes con mayor capacidad de contagio y, la verdad, su análisis no me parece descabellado. La incertidumbre es la principal característica de este virus y los Gobiernos tienen que estar listos para cualquier eventualidad.
Por ello, la gran pregunta es si nosotros en Colombia estamos preparados para un nuevo brote masivo de contagios. Una dinámica que ojalá nunca llegue a ocurrir, pero que sería irresponsable descartar de plano. El manejo de la pandemia es un tema que prácticamente desapareció del radar de la opinión pública, pero que no se puede dejar de tener en cuenta, más aún en medio de una campaña presidencial donde es necesario que el País conozca qué postura asumirían los candidatos de ocurrir tal eventualidad.
Nuestras condiciones fiscales, económicas y sociales no dan pie para nuevos confinamientos, razón por la que desde ya se deberían planificar posibles medidas a tomar para contrarrestar tal circunstancia sin afectar la necesaria reactivación económica que hemos visto hasta ahora.