Por: Nicolás Pérez
Los anuncios de una nueva coalición en el Congreso que logre detener el avance de las reformas radicales del Gobierno son esperanzadores. A los esfuerzos hechos en este primer año de sesiones se podría sumar la postura oficial de varios partidos que, sinceramente, nada tienen que hacer apoyando los proyectos de esta administración. Algo que le mandaría un claro mensaje de independencia a la Casa de Nariño.
Como lo relaté la semana pasada, con excepción de la reforma tributaria la agenda legislativa del Gobierno fue prácticamente un fracaso. Lo poco que se logró aprobar, como el Plan de Desarrollo, la Paz Total y el Ministerio de la Igualdad, penden de un hilo en la Corte Constitucional. Las reformas pensional y a la salud avanzan demasiado lento en el Capitolio y la reforma laboral, sometimiento a la justicia, humanización carcelaria y cannabis recreativo se hundieron.
Sin embargo, esto no quiere decir que el Gobierno no volverá a insistir en ellas la próxima legislatura. De hecho, es altamente probable que esta administración radicalice su agenda e intente aprobar a como dé lugar sus iniciativas. Al fin y al cabo, como van las cosas es bastante improbable que la izquierda vuelva al poder, por lo que los cambios que pretenda llevar a cabo ese sector se deben hacer ahora o nunca. Y eso es algo que tiene más que claro el Presidente.
Por eso, los intentos de conformar una coalición amplia que detenga esas iniciativas son sumamente valiosos para el futuro del País. Hasta ahora, a los esfuerzos de Cambio Radical y el Centro Democrático se han sumado esporádicos apoyos de los partidos tradicionales, pero si estos traducen sus anuncios de no apoyar las reformas en acciones concretas se lograría avanzar demasiado para darle tranquilidad a los colombianos.
Para lograrlo se debe, en primer lugar, intentar conquistar las mesas directivas del Congreso el próximo 20 de julio. Estas son las que definen qué día y por cuánto tiempo van a sesionar la Cámara y el Senado, qué temas se van a debatir y qué proyectos se van a priorizar. En otras palabras, los Presidentes de ambas corporaciones tienen en sus manos el futuro del legislativo y la responsabilidad de sacar adelante o dilatar los grandes proyectos del Gobierno.
Como es de esperarse, por lo general los partidos que hacen parte de la coalición oficialista son quienes asumen estas posiciones. Por eso, para este primer año, el Pacto Histórico decidió darle esa dignidad a Roy Barreras, el único político dentro de ese partido con la experiencia suficiente para asumir tal responsabilidad.
Sin embargo, las cosas pueden cambiar para el segundo año. Si Cambio Radical y Centro Democrático logran construir un acuerdo con el Partido Liberal, los Conservadores y la U, habría los votos suficientes para derrotar al candidato del Gobierno y el futuro del Congreso quedaría en manos de esta potencial coalición de independencia, lo cual aseguraría que no se tramiten las reformas radicales de esta administración.
De hecho, ese potencial acuerdo no solamente permitiría detener el cambio del modelo de salud o la estatización del ahorro pensional, sino que fortalecería el control político al Gobierno, quizás la acción más importante que puede adelantar el Congreso para tener vigilado al ejecutivo. Es la hora en que en el legislativo no se ha podido discutir acerca de la presunta financiación ilegal de la campaña del Presidente, de las chuzadas a civiles y periodistas desde la Casa de Nariño, de las irregularidades en la contratación del Ministerio de Defensa o de los nombramientos de Embajadores sin el cumplimiento de los perfiles profesionales.
Ni siquiera bajo la protección del estatuto de la oposición tales debates se han podido llevar a cabo. El Gobierno no quiere que el Congreso lo enfrente y quiere convertir al Capitolio en un notario que no tiene voz ni voto.
Por el bien del País, por la independencia del Congreso y por la estabilidad institucional, ojalá se logre concretar esta gran coalición. Colombia necesita cambios y ajustes en muchos temas, pero sin destruir todos los avances hechos durante más de tres décadas.