Por: Nicolás Pérez
No hemos llegado a los primeros 100 días del Gobierno Petro y el dólar ya tocó un nuevo máximo histórico de $4.700. La incertidumbre política y económica en la que se encuentra el País tiene angustiado a más de un inversionista y el panorama no pareciera tener cómo variar en el corto plazo. Por eso, en medio de este contexto, es importante plantear soluciones que puedan ser tenidas en cuenta para luchar contra la fuga de capitales.
Una de esas alternativas, dirían algunos, sería dolarizar la economía. Al fin y al cabo, si adoptáramos la moneda americana dejaríamos de sufrir por la tasa de cambio y los inversionistas no asumirían el riesgo que implica la devaluación del peso.
Sin embargo, aunque puede que esta idea suene atractiva, en lo personal la considero inconveniente, dado que el Banco de la República, en la práctica, desaparecería y el Estado colombiano perdería toda capacidad de implementar su política monetaria de manera independiente.
De hecho, si adoptáramos el dólar como moneda oficial quedaríamos dependiendo totalmente de las decisiones que tome la Reserva Federal de Estados Unidos -FED-, lo cual no es deseable. No porque la FED sea una institución negativa, sino en razón a que cada Banco Central implementa las políticas que más le convienen a su País.
En otras palabras, nosotros no podríamos subir o bajar autónomamente las tasas de interés para controlar la inflación, sino que terminaríamos asumiendo las consecuencias de la política monetaria americana sin tener voz ni voto.
Por ello, en vez de asumir posturas tan aventuradas, es más prudente facilitar la apertura de cuentas en dólares en Colombia sin que ello implique dolarizar la economía. Me explico:
Hoy en día algunos bancos colombianos ofrecen la posibilidad de abrir cuentas en dólares a través de sus filiales en el exterior. El problema, es que esta operación está llena de tecnicismos y procedimientos que complican demasiado el proceso.
Por ejemplo, dependiendo la entidad financiera, el monto mínimo del depósito oscila entre los $US5.000 y $US25.000, algunas cuentas son de inversión y no transaccionales y, en general, son pocos los bancos que ofrecen esta posibilidad.
En especial, porque, como mencioné anteriormente, para poder ofrecer este servicio requieren que la Superintendencia Financiera autorice este tipo de operaciones a través de filiales en el exterior. Es decir, el trámite es demasiado engorroso.
Y eso, en últimas, no le conviene a nadie. Caso contrario a lo que ocurre en países como Panamá o Costa Rica, donde se permite abrir cuentas en dólares de manera sencilla. Lo que para nosotros es completamente exótico para esas Naciones es común y corriente y, vale señalar, eso no ha implicado la dolarización de sus economías ni la pérdida de su independencia monetaria. Por el contrario, ha facilitado la llegada de inversionistas y un alto flujo de recursos.
No obstante, eso no sucede en Colombia. El ahorro en dólares pareciera estar reservado para unos pocos y la regulación no avanza al mismo ritmo de las dinámicas del mercado. Y peor aún, con una divisa cada vez más costosa será cuestión de tiempo para que los nacionales tomen sus recursos y los lleven rápidamente a otros Países que facilitan este tipo de operaciones.
Debido a ello, el Ministerio de Hacienda, la Superintendencia Financiera, las Comisiones Económicas del Congreso y los bancos deberían trabajar conjuntamente para actualizar el Estatuto Orgánico del Sistema Financiero y la regulación del sector.
Normalizar y masificar la apertura de cuentas en dólares no eliminaría la incertidumbre del mercado ni sería la solución mágica para detener la disparada de la tasa de cambio, pero sí evitaría que los recursos salgan tan rápido del País. Si las personas tienen la posibilidad de ahorrar de manera sencilla y segura en dólares en Colombia, se evitarían el desgaste de movilizar su capital a otra Nación, lo cual nos beneficia a todos. El dinero se queda en el País y los ahorradores dejan de sufrir por la devaluación sin tener que salir de su casa.